miércoles, 30 de enero de 2019

Profundizar más en el cerebro



Hasta ahora, se han obtenido millones de neuroimógenes en más de 20.000 
estudios con resonancia magnética funcional y tomografía por emisión de positrones.
 [Centro de Investigación de Jülich]

Investigadores del Proyecto Cerebro Humano proponen un nuevo concepto para descubrir las funciones clave de las áreas cerebrales.

Se trata de criaturas muy particulares - que no se me enfaden - capaces de concentrarse en la tarea de crear código como si acamparan en el corazón de Matrix. Pues bien, lo que ves sobre
Con el objetivo de conocer el modo en el que el cerebro lleva a cabo funciones como pensar, actuar y sentir, los neurocientíficos utilizan desde los años noventa del siglo pasado técnicas de neuroimagen, entre ellas, la resonancia magnética funcional (RMf). Este método permite rastrear la actividad del cerebro mientras un sujeto realiza una tarea o responde a estímulos mientras se encuentra dentro del tubo del escáner. Sin embargo, a pesar de las decenas de miles de estudios de este tipo que se han llevado a cabo hasta la fecha, sigue resultando difícil identificar, de manera inequívoca, las funciones exactas de cada una de las regiones cerebrales.

Un equipo dirigido por investigadores del Centro de Investigaciones de Jülich y colaboradores del europeo Proyecto Cerebro Humano propone un nuevo enfoque para obtener esa información: en vez de empezar por funciones de comportamiento predeterminadas y atribuirlas a regiones cerebrales concretas, deben seleccionarse primero las áreas para asignar después a cada una posibles comportamientos a partir de un amplio análisis estadístico, de manera que se componga un «perfil de comportamiento» del cerebro. La investigación se publica en Trends in Cognitive Science.

Millones de neuroimágenes


Si bien se han definido muchas regiones cerebrales, todavía se está dibujando una cartografía detallada e integral de la función de cada región en relación con el comportamiento humano. Según los científicos del reciente estudio, la ingente cantidad de datos obtenidos hasta ahora a partir de las neuroimágenes proporcionan la base para un nuevo enfoque de «abajo a arriba» que podría ayudar a revelar las funciones centrales de las áreas cerebrales. «Estas funciones operativas básicas serían el eslabón perdido entre las descripciones y los conceptos con los que la psicología y otros campos de investigación han descrito la conducta humana y los hallazgos de los neurocientíficos que cartografían el cerebro a partir de sus características anatómicas», señala Sarah Genon, investigadora principal del estudio.

Las funciones operativas básicas de una área cerebral no pueden observarse directamente, sino que se determinan a partir de un mayor volumen de funciones. En otras palabras, el «trabajo» central de un área del cerebro se halla oculto en una multitud de funciones de comportamiento de orden superior que lo reclutan. Desentrañar estas funciones básicas de cada región cerebral supone un desafío, pero los investigadores creen que se encuentran en el momento adecuado para lograrlo, ya que los avances en la metodología estadística y la disponibilidad de datos de imágenes cerebrales convergen. «Se han investigado numerosas condiciones distintas con muchas personas diferentes, y disponemos de bancos de datos compilados a partir decenas de miles de estudios con técnicas de neuroimagen», afirma Simon Eickhoff, otro de los investigadores del trabajo. Este enfoque podría tender un puente entre los diferentes niveles de organización del cerebral y proporcionar, de esta manera, la base para una futura «cartografía funcional» del cerebro, concluye.

 https://www.investigacionyciencia.es/noticias/ahondar-ms-en-el-cerebro-16268



miércoles, 14 de mayo de 2014

Lo que pasa en el cerebro de un programador informático

Escáner del cerebro d eun programador (Janet Siegmund et al.)

Si trabajas cerca de un programador sin duda te habrás preguntado, como yo, qué es exactamente lo que sucede dentro de su cabeza.

Se trata de criaturas muy particulares - que no se me enfaden - capaces de concentrarse en la tarea de crear código como si acamparan en el corazón de Matrix. Pues bien, lo que ves sobre estas líneas es la imagen de resonancia magnética del cerebro de un programador - el primer estudio de este tipo que se realiza - y las áreas iluminadas son las zonas que se activan mientras lee código.

¿Qué sentido tiene hacer un estudio de este tipo? Como bien cuentan en Fast Company, resulta que en EEUU hay una pequeña pero interesante polémica acerca de qué formación deben recibir los futuros programadores. Mientras que en la mayoría de los Estados las ciencias informáticas se incluyen en la parte de ciencias y matemáticas, en Texas - y parece que pronto en Kentucky y Nuevo México - han hecho que la programación de código sea equivalente a una lengua extranjera. Y aquí viene la cuestión que nos interesa: ¿es la programación de código una habilidad más relacionada con las matemáticas o con el lenguaje?

Para averiguarlo, un equipo de investigadores internacional, dirigido por Janet Siegmund, de la Universidad de Passau, ha elaborado un primer estudio en el que sometieron a 17 estudiantes de informática (todos con conocimientos de programación y solo dos de ellos chicas) a una prueba con resonancia magnética funcional. En el experimento, tumbaron a los sujetos en el escáner ymonitorizaron su actividad cerebral mientras leían unas líneas de código. Estas líneas de código indicaban una tarea de impresión del ordenador y los participantes debían predecir, en un tiempo determinado, qué texto imprimiría la máquina.

El resultado, por sorprendente que parezca a muchos, fue que las áreas cerebrales que se activaron tienen en principio más relación con el lenguaje que con el mero cálculo matemático. "No hay una prueba clara de que aprender lenguaje de programación sea como aprender una lengua extranjera", asegura Christian Kästner, coautor del estudio, "pero nuestros resultados muestran que hay similitudes claras en la activación cerebral que indican que la hipótesis es plausible".

Aún así, los investigadores se muestran muy prudentes a la hora de sacar conclusiones, pues se trata del primer estudio de este tipo y es posible que haya muchos factores que aún no han podido tener en cuenta. Un posible sesgo, apuntan, es que durante la tarea los estudiantes leyeron el código y no lo crearon, lo que puede representar una tipo de tarea mental diferente. Otro aspecto que quizá no han considerado es que la tarea de programar requiera habilidades de los dos tipos, con lo cual el estudio en sí mismo carece de sentido, pero plantea cuestiones interesantes, como que las zonas de la corteza atribuidas al cálculo están en algunos casos - como la circunvalación temporal inferior - adyacentes a áreas relacionadas con el lenguaje.

Esto, unido a que otros estudios han encontrado que las regiones del cálculo mental y las del procesamiento semántico se solapan en ocasiones, nos llevan a plantearnos una provocativa pregunta: ¿y si la separación entre habilidades matemáticas y lingüísticas no es más que una ficción que nos empeñamos en perpetuar? No tiene ni siquiera la categoría de hipótesis, pero da para pensar.

https://es.noticias.yahoo.com/blogs/neurolab/esto-es-lo-que-pasa-en-el-cerebro-210620033.html

miércoles, 5 de diciembre de 2012

El lugar exacto del cerebro donde se origina el amor



Los estudios de neurociencia han demostrado muchas cosas sobre cómo funciona nuestro cerebro

Sabemos, por ejemplo, dónde se almacenan los recuerdos, dónde se controla la ira y el miedo y dónde razonamos para resolver problemas. Sin embargo se sabe muy poco sobre una de las emociones humanas más poderosas y complejas: el amor. Ahora una nueva investigación internacional encontró el sitio exacto donde se originan los sentimientos que experimentamos cuando estamos enamorados. Según los científicos de la Universidad de Concordia, en Canadá, el sitio donde se ubica el amor está vinculado al lugar donde se origina el deseo sexual, pero ambos están separados. Y el estudio demostró que el amor está en la misma zona cerebral de la adicción a las drogas, señalan los investigadores.

Los estudios del cerebro ya han demostrado que las emociones humanas se originan en el llamado sistema límbico, un conjunto de estructuras importantes que incluyen el hipocampo y la amígdala, entre otras. 
En esta región se controlan una serie de funciones que incluyen las emociones, la conducta, la atención, el estado de ánimo, la memoria, el placer y la adicción, etc.

Hasta ahora, sin embargo, había sido muy difícil ubicar el lugar exacto del amor, porque tal como señalan los expertos, a diferencia de otras emociones "concretas" como la ira o el placer, el amor es mucho más complejo y abstracto y parece involucrar muchas áreas del cerebro.

La nueva investigación, en la que también participaron neurocientíficos de las universidades de Sycaruse y Virginia Occidental en Estados Unidos y el Hospital Universitario de Ginebra en Suiza, revisó 20 estudios que habían analizado la actividad cerebral del amor y el deseo sexual.

En los estudios se había sometido a los participantes a escáneres de fMRI (imágenes de resonancia magnética funcional) para observar la actividad de su cerebro mientras estaban comprometidos en tareas relacionadas a imágenes eróticas o a observar la fotografía de la persona de quien estaban enamorados.

Núcleo estriado

Los resultados de los estudios revelaron que dos estructuras del cerebro en particular, la ínsula y el núcleo estriado, eran las responsables tanto del deseo sexual como del amor.

La ínsula es una porción de la corteza cerebral que está plegada en una zona entre el lóbulo temporal y lóbulo frontal, mientras que el núcleo estriado está localizado cerca, en el cerebro anterior. 
Los científicos observaron que tanto el amor como el deseo sexual activan diferentes áreas del núcleo estriado. El área que se activa con el deseo sexual se activa también con otras cosas que producen placer, como la comida.Pero el área del núcleo estriado que se activa con el amor es mucho más compleja.

Y aunque también se activa con el placer o deseo sexual, sólo funciona cuando hay algo con "un valor inherente" para activarla, dicen los científicos. 
"Nadie había colocado estos dos sentimientos juntos para ver cuáles eran los patrones de activación" explica el profesor Jim Pfaus quien dirigió el estudio. "No sabíamos qué encontraríamos, pensamos que ambos estarían completamente separados. Pero resultó que el amor y el deseo activan áreas específicas pero vinculadas en el cerebro". "Mientras el placer sexual tiene un objetivo muy específico, el amor es más abstracto y complejo y por lo tanto menos dependiente de la presencia física de otra persona" agrega.

Algo que sorprendió a los científicos fue encontrar que la zona del núcleo estriado que se activa con el amor también está asociado a la adicción a las drogas.

Según el profesor Pfaus, esto tiene sentido.


"El amor realmente es un hábito que se forma con el deseo sexual y que recompensa a ese deseo" dice el científico.

"Y en el cerebro el amor funciona de la misma forma como cuando la gente se vuelve adicta a las drogas" agrega el profesor Pfaus.

jueves, 23 de agosto de 2012

Genes, herencia y ambiente

Gusano diminuto podría ayudar a resolver dilema entre herencia y ambiente

Un peculiar gusano ha aportado información importante acerca de la forma en que nuestro material genético interactúa con el ambiente cambiante. El gusanotransparente Caenorhabditis elegans mide apenas un milímetro, no puede ver ni oír y solo tiene 302 neuronas, de las cuales 32 están dedicadas al olfato únicamente. Mediante una adaptación en tiempo real se llevó al pequeño nemátodo a modificar el flujo de información en su cerebro, sin necesidad de crear nuevas conexiones neuronales.

Esto produjo un cambio en su comportamiento que podría ser la clave para responder preguntas no resueltas por los seres humanos con sus cien mil millones de neuronas. Por ejemplo el eterno dilema entre herencia y ambiente, es decir, determinar qué aspectos del comportamiento individual están determinados por los genes y qué otros por la experiencia producida por el entorno.

La investigadora Cornelia Bargmann, de la Universidad Rockefeller de Nueva York, expuso sobre el tema el domingo pasado en el FENS Foro de neurociencia que se viene realizando en Barcelona, con la participación de 7,000 investigadores de todo el mundo. Bargmann busca averiguar qué peso tiene el material genético en el órgano responsable de nuestros comportamientos, pensamientos, percepciones, emociones y memoria, el cerebro.

Pese a su simplicidad, el gusano puede percibir el mundo y tomar decisiones como comer solo o se reúne con otros congéneres gracias al gen npr1, muy ligado a la proteína humana que se ocupa de la regulación del apetito y la ansiedad. ”Nuestros resultados sugieren que los estados de motivación modifican el sistema nervioso con rapidez para cambiar el flujo de información que fluye a través del cerebro, cambiando así el comportamiento”, explicó la investigadora.

Los resultados de sus experimentos sugieren que la variación genética y ambiental que afecta al comportamiento se encuentra en las mismas zonas del cerebro, la frontera entre los estados motivacionales internos y el mundo externo. Bargmann dijo estar convencida de que una vez que comprendamos el funcionamiento del cerebro del gusano podremos tener una idea más precisa para comprender cómo funciona nuestro complejo cerebro.


lunes, 12 de marzo de 2012

Cerebro y Amistades




¿Podría el tamaño del cerebro determinar si usted es bueno en mantener amistades?
Publicado el 2012-02-02 12:03:10

La investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Liverpool, sugiere que hay una relación entre el número de amigos que tenemos y el tamaño de la región del cerebro - conocido como la corteza prefrontal orbital - que se encuentra justo por encima de los ojos.

Un nuevo estudio muestra que esta región cerebral es mayor en las personas que tienen un mayor número de amistades. El estudio sugiere que tenemos que emplear un conjunto de habilidades cognitivas para mantener un número de amigos.

Estas habilidades son descritos por los científicos sociales como 'mentalista' o 'mente-reading'-la capacidad de entender lo que otra persona está pensando, que es crucial para nuestra capacidad de manejar nuestro mundo social complejo, incluyendo la posibilidad de mantener conversaciones con otros . Este estudio, por primera vez, sugiere que nuestra competencia en estas capacidades se determina por el tamaño de las regiones principales de nuestro cerebro y en particular, el lóbulo frontal.

La investigación se llevó a cabo en el marco del Centenario de la Academia Británica 'Lucy al Lenguaje "del proyecto, dirigido por el profesor Robin Dunbar de la Universidad de Oxford, en colaboración con la Dra. Joanne Powell, y la Dra. Marta García-Fiñana en la Universidad de Liverpool, el Dr. Penny Lewis en la Universidad de Manchester y profesor Neil Roberts de la Universidad de Edimburgo.

Los investigadores tomaron imágenes por resonancia magnética anatómica de los cerebros de 40 voluntarios de la Universidad Resonancia Magnética y Análisis de Imágenes Centro de Investigación para medir el tamaño de la corteza prefrontal, la parte del cerebro que se usan en el pensamiento de alto nivel. Los participantes se les pidió hacer una lista de todas las personas que habían tenido social, en oposición a la profesional, en contacto con en los últimos siete días. También tomaron una prueba para determinar su competencia en la mentalización.

Dra. Joanne Powell, de la Universidad del Instituto de Psicología, Salud y Sociedad , dijo: "Tal vez el hallazgo más importante de nuestro estudio es que hemos sido capaces de demostrar que la relación entre el tamaño del cerebro y el tamaño de la red social está mediada por la capacidad de mentalización. Lo que esto nos dice es que el tamaño de su cerebro determina tus habilidades sociales, y son éstas las que le permiten tener muchos amigos. "

El profesor Robin Dunbar, de la Universidad de Oxford del Instituto de Antropología Cognitiva y Evolutiva, dijo: "mentalizar es donde un individuo es capaz de seguir una jerarquía natural la participación de los estados mentales de otros individuos. Por ejemplo, en "Otelo" de la obra, Shakespeare se las arregla para hacer un seguimiento de cinco estados mentales diferentes: tenía la intención de que su audiencia cree que Yago de Otelo quiere suponer que Desdémona ama a Cassio [las cursivas significan los estados de cuenta diferente]. Ser capaz de mantener cinco estados mentales de los individuos por separado es el límite superior natural para la mayoría de los adultos.

"Hemos encontrado que las personas que tenían más amigos que lo hizo mejor en desempeño de tareas mentales y tenía más volumen neuronal en la corteza orbital frontal, la parte del cerebro anterior inmediatamente por encima de los ojos. La comprensión de este vínculo entre el tamaño del cerebro de un individuo y el número de amigos que tienen nos ayuda a entender los mecanismos que han llevado a los seres humanos en desarrollo cerebros más grandes que otras especies de primates. Los lóbulos frontales del cerebro, en particular, han aumentado dramáticamente en los seres humanos durante el último medio millón de años."

El estudio se publica en la revista Proceedings de la Royal Society B .

La Lucy proyecto lingüístico tiene como objetivo explorar cómo el cerebro de los primeros homínidos evolucionaron a partir de sus esencialmente semejantes a los simios inicios entre los primeros australopitecos (alrededor de 3,5 millones de años) hasta el potencial humano moderno del Alto Paleolítico Revolución (hace unos 50.000 años) y su expresión final en los dramáticos cambios sociales y económicos de los últimos 10.000 años. Es financiado por una subvención del programa de siete años otorgado por la Academia Británica.

miércoles, 7 de marzo de 2012

El cerebro es más reacio a la función en la vejez


¿Por qué el cerebro es más reacio a la función en la Vejez?
por alan d el Miér Feb 01, 2012 3:45 pm

ScienceDaily (01 de febrero 2012) - Los nuevos hallazgos, liderado por los neurocientíficos de la Universidad de Bristol y publicado recientemente en la revista Neurobiology of Aging , revelan un nuevo mecanismo a través del cual el cerebro puede ser más reacio a la función a medida que envejecemos.

No se entiende completamente por qué las funciones cognitivas del cerebro como la memoria y el deterioro del habla a medida que envejecemos. Aunque el trabajo publicado este año indica el deterioro cognitivo puede ser detectado antes de los 50 años de edad. La investigación, dirigida por el profesor Andy Randall y el Dr. Jon Brown de la Escuela Universitaria de Fisiología y Farmacología, identificaron un nuevo mecanismo celular que sustentan los cambios en la actividad de las neuronas que puede ser la base deterioro cognitivo durante el envejecimiento normal y saludable.

El cerebro usa señales eléctricas en gran parte para codificar y transmitir la información. Modificaciones a esta actividad eléctrica es probable que sustentan dependiente de la edad cambios en las habilidades cognitivas.

Los investigadores examinaron la actividad eléctrica del cerebro por lo que las grabaciones de las señales eléctricas en las células individuales del hipocampo, una estructura con un papel crucial en la función cognitiva. De esta manera, se caracteriza lo que se conoce como "la excitabilidad neuronal" - este es un descriptor de lo fácil que es producir breve, pero muy grandes, las señales eléctricas llamados potenciales de acción, esto ocurre en prácticamente todas las células nerviosas y son absolutamente esenciales para la comunicación en todos los circuitos del sistema nervioso.

Los potenciales de acción se disparan cerca del cuerpo celular de la neurona y de viaje, una vez producido rápidamente a través de la estructura masiva de ramificación de las células nerviosas, a lo largo de la manera de activar las sinapsis de la célula nerviosa que hace con las células nerviosas muchos otros a los que está conectado.

El grupo de Bristol identificó que en el cerebro envejecido es más difícil para las neuronas del hipocampo generan potenciales de acción. Además se demostró que esta resistencia relativa para producir potenciales de acción se debe a cambios en las propiedades de la activación de las proteínas de membrana denominadas canales de sodio, que median en la carrera ascendente rápida del potencial de acción, permitiendo un flujo de iones de sodio en las neuronas.

El profesor Randall, profesor en Applied Neurofisiología, dijo: "Mucho de nuestro trabajo es la comprensión de la señalización eléctrica disfuncional en el cerebro enfermo, en particular la enfermedad de Alzheimer Empezamos a cuestionar, sin embargo, ¿por qué incluso el cerebro sano puede reducir la velocidad una vez que llega a mi edad. . Investigaciones anteriores han descrito en otros lugares relacionados con la edad cambios en los procesos que se desencadenan por los potenciales de acción, pero nuestros hallazgos son importantes porque muestran que la generación del potencial de acción en el primer lugar es más difícil trabajar en las células del cerebro envejecido.

"Además, mediante la identificación de los canales de sodio como la causa más probable de esta cautela para producir potenciales de acción, nuestro trabajo, incluso los puntos de las formas en que podríamos ser capaces de modificar las relacionadas con la edad cambios en la excitabilidad neuronal, y por la capacidad de inferencia cognitiva".

http://www.sciencedaily.com/releases/2012/02/120201105124.htm

martes, 21 de febrero de 2012

Consiguen manipular genéticamente los comportamientos masculino y femenino


Investigadores de la Universidad de California en San Francisco han conseguido, mediante manipulación genética, determinar la relación entre genes específicos y factores concretos del comportamiento típicamente masculino o típicamente femenino. El descubrimiento sugiere que los comportamientos complejos pueden descomponerse en elementos individuales, con una base genética determinada para cada caso, y podría ayudar al desarrollo de tratamientos de enfermedades mentales o condiciones neurodegenerativas, en las que el género juega un papel relevante. Por Yaiza Martínez.

Las hormonas son sustancias secretadas en nuestro organismo por células especializadas, cuyo fin es afectar la función de otras células. Su existencia da forma a nuestros cuerpos, nos hace fértiles y despierta nuestros instintos más básicos.

Además, tal y como se sabe desde hace años, las hormonas gobiernan los comportamientos que distinguen a los hombres de las mujeres pero, ¿cómo lo hacen?

Una investigación reciente realizada por científicos de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), Estados Unidos, ha arrojado algo de luz sobre este aspecto de la función hormonal.

Realizado con ratones, el estudio ha revelado el papel de numerosos genes que, influenciados por las hormonas sexuales masculinas y femeninas (testosterona y estrógeno, respectivamente), controlan varios tipos específicos de comportamientos masculinos y femeninos.

Para alcanzar sus conclusiones, los investigadores desactivaron de manera selectiva diversos genes, uno por uno. Descubrieron que, de esta forma, podían manipular ciertos comportamientos de los ratones, como la libido, el deseo de buscar pelea o la voluntad de pasar tiempo extra cuidando de sus crías.

Según declaraciones de Nirao Shah, profesor de anatomía de la UCSF y director del estudio, recogidas en un comunicado de dicha universidad, esta desactivación genética permitió “descomponer ciertos comportamientos sociales en componentes genéticos”.

Hallazgos previos

Los científicos saben desde hace años que las hormonas ejercen un control profundo sobre la biología masculina y la femenina. Influyen en la diferenciación sexual de los embriones, ponen en marcha el desarrollo de las características de cada sexo durante la pubertad, y estimulan, durante la edad adulta, la producción de esperma en los hombres y de óvulos en las mujeres.

El conocimiento de estas funciones hormonales ha propiciado el uso de las hormonas sexuales con fines medicinales durante años. Por ejemplo, en los tratamientos de reasignación de sexo se administra estrógeno o testosterona a los pacientes; los atletas utiliza las hormonas para conseguir ventajas competitivas; y los hombres de mediana edad las emplean para prolongar su vigor sexual.

A pesar de este uso extendido, en lo que se refiere al conocimiento de la relación entre las hormonas sexuales y el comportamiento, sólo recientemente se han realizado avances significativos, a partir de estudios realizados en laboratorio, con animales.

Así se ha descubierto, por ejemplo, que las hembras de ratón, que normalmente exhiben un comportamiento maternal clásico (se emparejan con los ratones macho y atienden y alimentan a sus crías), si presentan una característica genética que las hace insensible al estrógeno pierden el interés por el sexo y dedican menos tiempo a cuidar de su descendencia.

Estudios previos han revelado asimismo que la insensibilidad a la testosterona, hormona que potencia que los ratones macho desplieguen comportamientos agresivos, intenten aparearse con las hembras y marquen su territorio con orines, reduce la agresividad de estos animales.

Desactivación genética selectiva

Los científicos de la UCSF habían sospechado durante mucho tiempo que las hormonas sexuales debían influir en la expresión génica del cerebro.

Hace seis años, Shah y sus colaboradores comenzaron a buscar dichos genes usando la tecnología de chips de ADN, un método que se usa para analizar la expresión diferencial de genes, a través del control de los niveles de miles de ellos de forma simultánea.

En concreto, Shah y su equipo analizaron las diferencias sexuales en la expresión genética del hipotálamo, que es una región del cerebro que se sabe está relacionada con la sensibilidad a las hormonas.

De esta forma, descubrieron 16 genes cuya expresión variaba de machos a hembras en el hipotálamo, y demostraron que estas diferencias estaban reguladas por hormonas sexuales.

Tras la identificación de los 16 genes, los científicos han descubierto, además, que se pueden separar los comportamientos masculino y femenino clásicos, dirigidos por las hormonas, en elementos individuales, cada uno de ellos gobernados por sus genes respectivos.

Esta separación permite manipular aspectos concretos del comportamiento masculino o femenino, sin afectar a otros aspectos. Shah y sus colaboradores demostraron este punto manipulando los genes por separado para desactivarlos, a veces con medicamentos.

De este modo, consiguieron hacer desaparecer algunos comportamientos masculinos, como la rutina de apareamiento, mientras que la tendencia de los animales a pelearse o a marcar el territorio seguía siendo la misma.

En el caso de los ratones hembra, los científicos consiguieron hacer que los animales mantuvieran activo su interés por el sexo, al tiempo que pasaban menos tiempo cuidando de sus crías o viceversa.

Tras la manipulación de componentes específicos, “otros componentes de los comportamientos de machos y hembras permanecieron sin cambios”, afirma Shah.

Posibles implicaciones

Las implicaciones de esta observación, el hecho de que un comportamiento complejo pueda estar compuesto de múltiples factores que son controlables genéticamente, resultan tan desconcertantes como asombrosas, añade el científico.

Si los comportamientos típicamente masculinos y femeninos pueden descomponerse en partes individuales, ¿qué otros comportamientos complejos podrían ser deconstruidos de manera similar?

La determinación de cómo las diferencias genéticas de nuestro cerebro condicionan las diferencias en nuestro comportamiento podría ser un punto de partida para comprender cómo tratar mejor las enfermedades mentales o las condiciones neurodegenerativas humanas, en las que las diferencias de sexo juegan un papel relevante (por ejemplo, el autismo es cuatro veces más común en varones que en mujeres).

“Algunos de los genes que hemos identificado en nuestro estudio están de hecho implicados en varios trastornos humanos con diversa ratio por género”, afirma Shah. “No encontraremos todas las respuestas a estos trastornos sólo a partir de esta investigación pero, en el futuro, este tipo de estudios podría ayudar a identificar medios de tratamiento de ciertas condiciones”, concluye el científico. Los resultados de la presente investigación han aparecido publicados en la revista Cell.