Magníficos cambios se generan en el cerebro mientras una persona pasapor una ensoñación. Las investigaciones han demostrado que a estos episodios se les atribuye la capacidad de borrar malos recuerdos.
Cada vez más los especialistas descubren nuevos detalles sobre lo que ocurre en el cerebro cuando una persona pasa por un periodo de ensoñación y la importancia que dichos momentos visuales tienen para el buen funcionamiento de la mente.
Estos se producen en las fases tres y cuatro del sueño, pero sobre todo durante los movimientos oculares rápidos (REM por sus siglas en inglés), una etapa donde el individuo vuelve casi a despertarse, el cerebro se halla en su momento más activo y el cuerpo relajado por completo.
Detrás de los párpados relajados, los ojos son más activos que nunca; viajan de arriba hacia abajo de forma caótica como si estuvieran tras de algo. "Ahora sabemos que estos movimientos se relacionan con una acitividad de búsqueda de imágenes dentro del cerebro".Esos símbolos visuales que se entrelazan unos con otros de forma desordenada durante la ensoñación no son más que recuerdos alojados en la memoria, distribuida en todo el cerebro.
El sueño REM elimina los recuerdos que considera malos o que signican experiencias desagradables para el ser humano. “Actúa como un limpiador del disco duro”.
A los movimientos oculares rápidos se les atribuye la capacidad para tolerar y afrontar problemas en la vida, así como prevenir las depresiones. “De esa forma, las personas se despiertan al siguiente día con una mejor actitud ante las adversidades”, según el neurólogo Luis González .
Como un cuento
Existen otras opiniones sobre las funciones de la ensoñación. El director de la Nueva Acrópolis, Rein Blumemberg, quien ha asistido a varios seminarios sobre este tema, entre ellos uno impartido en la Universidad de París, Francia, cree que actúan como fortalecedores de la identidad.
Según él, se trata del único instante en que alguien puede ser sincero, tal como es. El resto del día se mueve el “hombre máscara”, que es así porque la profesión, la sociedad y la pareja se lo piden. “Allí uno se halla solo con su alma, allí realmente somos originales”, refiere Blumemberg.
Él establece diferencias entre la ensoñación y las pesadillas, pues estas últimas sólo son fracciones repetitivas de la actividad onírica, muy relacionadas con experiencias angustiantes y negativas en el pasado.
En cambio, las ensoñaciones no son situaciones repetitivas, tienen personajes, una historia y no sólo se trata de una imagen. Además comienzan en un momento y luego pasa algo, ya sea aventura o no. “Son como un cuento”, añade Blumemberg.
Para el siquiatra Alejandro Hurtarte, el mundo de las ensoñaciones no es tan complicado. “Es sólo una mezcla de recuerdos recientes, deseos, motivaciones y temores”, considera. Lo único es que se manifiestan de manera desorganizada. A veces aparecen con una estructura lógica, otras no. Algunos episodios tienen personajes conocidos y otros que son desconocidos. Hay lugares en los que la persona ha estado antes, hay otros que ni siquiera se los ha imaginado.
Hay presencia de ensoñaciones todos los días, la única diferencia es que después la gente suele tener apenas un vago recuerdo. De hecho, las investigaciones científicas en el campo de la neurología han determinado que después de quince minutos de haber despertado sólo se evoca el 5%.
Si las ensoñaciones aumentan de un 20% a un 50% o más durante el periodo de sueño, la persona se levanta cansada, somnolienta y llega incluso a bajar su rendimiento. Esto debido a que la actividad del cerebro se asemeja a la fase de vigilia.
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